lunes, 12 de septiembre de 2011

HABLANDO DE INDEPENDENCIA, LA QUE SE COMIENZA EN EL HOGAR

¿Salir, lejos, por mi cuenta? partir del cuidado, protección y manutención de nuestros padres no es un acto de rebeldía,  rebeldía es el querer ir contra la naturaleza humana, enfrentarse neciamente a lo que deseamos mantener aun sabiendo que no debe ser así.  El saberse hombre o querer serlo, nos abre un sin fin de posibilidades que solo se manifestarán cuando demostremos nuestra voluntad por adquirirlas y nos enfrentemos a cualquier impedimento: viviendo independientemente, lejos de las manos amorosas pero inevitablemente sobreprotectoras  de nuestros padres, sin esperar que todo nos lo den, haciendo que las comodidades se prolonguen o hasta permanezcan, huyendo de nuestras responsabilidades, de nuestro deber de hombre, de nuestro sufrimiento necesario para el crecer.  ¿Hablamos de pasos? Pues el primero es salir, abandonar la vida de niño y las comodidades que nuestra cuna proporciona, darle un beso de despedida a aquellos que nos acogieron y cuidaron por tanto tiempo, a los que bien cumplieron con su responsabilidad, con su deber de padres, y nos sobreabundaron de amor y buenos ratos, despedirlos y agradecerles, pues 20 años son suficiente carga, suficiente.  Decimos que de mucho padecemos, pero si algo les hace falta a los varones del ahora, son de las agallas necesarias para volverse hombres, y pregúntale a cualquiera que hecho este, o a tu mismo padre que tanto persigues pregúntale; que no hay hombre que no se haya hecho en fuego, y que del fuego haya salido más fuerte.  No prolongues lo que tiene un tiempo definido, aunque ellos mismos te lo pidan, el amor a veces sega y cuando se está muy cerca no se puede ver tan claro. Cuando afuera estés lo verás, encontrarás eso que has estado persiguiendo, tus manos se volverán más diestras, tu vista más aguda y el caminar o correr mucho más acertado. El mejor momento para hacerlo, siempre será, hoy mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario