lunes, 11 de abril de 2011

LA ABOLICIÓN DEL TODOS

Sin creer no soy nada. -Me atrevo a declarar - Ninguno se salva de tal etiqueta, el hombre y la mujer, el humano, cree, una u otra cosa, medita o se deja arrastrar, con elección o con imposición este cree.  Las diferencias según estas creencias bastas serán, y marcaran caminos opuestos, estos caminos clasifican y deciden destinos, dividen al pueblo, a la nación, al estado y a la sociedad, dividen a todos.  No existirá el todos, no, pues la definición del uno no podrá aceptar a la definición del otro y la del otro detestará la del uno.  El creer expone y desnuda, marca con sello distintivo y define, quiera o no quiera. No podrá el sello ser comprado, solo podrá ser ganado, el creer cuesta y recibir el sello duele.

El no creer en nada es creer en algo, en esa nada, la deambulación y negación te atrapa y me compara, clasifica en otro y ese estrato que clasifica no deja a nadie suelto, con o contra voluntades toma cuerpos bajo su dominio,  no hay manera de escaparse, no hay manera de no pertenecer a un grupo distintivo.  Se huele, se ve, se percibe, cada quien va quedando no con un olor original y único, sino con uno característico que le da esa urbe a la que pertenece.  Unos expiran perfumes e irradian calor, bellos colores y un placentero toque colosal, se dejan ver, con éxito puestos en roca, y los hay otros que lleden, un olor insoportable que intentan cubrir con grotescos disfraces atractivos, falsos y corrosivos, dando la sensación de vencidad próxima, el de un auge pasajero.

El único término todos  existe ya clasificado, bajo la sombra que los atrapa o los protege, el todos se queda definido o más bien dividido, queda abolido, no hay ya mas todos, nunca lo hubo, la trampa quedo preparada para otros, mientras los unos se iban quedando fuera, salvándose, dejándose definir por lo que creían y así crecían, los otros puestos en evidencia pensando en el no creer, o en creer otra cosa, en el creer a medias, buscando otros para llenar la gran jaula que los aprisionaba, pues en ella entre más habían, más sería su inmediata y pasajera riqueza, más habrían para explotar y más para comprar, entre más sean los atrapados, más dulces y nada más habrá de regalo.  Ahí están mientras los unos los ven con lastima, pues su alimentación es sana y progresiva, completa y variada,  no tan apetitosa y empalagosa como los cientos de caramelos que agotan y luego  matan.

Creyendo se fueron clasificando, bajo un distintivo sello, los unos y los otros, sin estado, sin frontera, sin clase ni raza, los unos y los otros se fueron uniendo en distinta nación, unos para salvarse y los otros para morirse. El creer nos definía, el creer me define, el creer te salva o te mata, no hay escapatoria.

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